Los lobos sanos y las mujeres sanas comparten ciertas características psíquicas: una aguda percepción, un espíritu lúdico y una elevada capacidad de afecto. Los lobos y las mujeres son sociables e inquisitivos por naturaleza y están dotados de una gran fuerza y resistencia.
Son también extremadamente intuitivos y se preocupan con fervor por sus vástagos, sus parejas y su manada. Son expertos en el arte de adaptarse a las circunstancias siempre cambiantes y son fieramente leales y valientes.
La llamo la Mujer Salvaje porque estas dos palabras en concreto, “mujer” y “salvaje”, son las que crean el llamar o tocar a la puerta, la mágica llamada a la puerta de la profunda psique femenina. Llamar o tocar a la puerta significa literalmente tañer el instrumento del nombre para hacer que se abra una puerta. Significa utilizar unas palabras que dan lugar a la abertura de un pasadizo.
Cualquiera que sea la cultura que haya influido en una mujer, ésta comprende intuitivamente las palabras “mujer” y “salvaje”. Es absolutamente esencial para la salud mental y la salud del alma de las mujeres.
Cualquiera que sea la cultura que haya influido en una mujer, ésta comprende intuitivamente las palabras “mujer” y “salvaje”. Es absolutamente esencial para la salud mental y la salud del alma de las mujeres.
La existencia de la Mujer Salvaje también se percibe a través de la visión; a través de la contemplación de la sublime belleza. Yo la he percibido contemplando lo que en los bosques llamamos una puesta de sol “de Jesús Dios y, asimismo, contemplando los dedos de los pies de mi hijo recién nacido, alineados como una hilera de maíz dulce.
La vemos donde la vemos, o sea, en todas partes.
Viene también a nosotras a través del sonido; a través de la música que hace vibrar el esternón y emociona el corazón; viene a través del tambor, del silbido, de la llamada y del grito.
Ella es el alma femenina. Sin embargo es más que eso: es la fuente de lo femenino. Es todo lo que pertenece al instinto, a los mundos tanto visibles como ocultos —ella es la base.
Ella es intuición, es capaz de ver claramente a distancia, es capaz de escuchar a profundidad, es de corazón leal. Ella es la voz que dice: Por aquí, por aquí.
Ella es quien levanta estruendos contra la injusticia. Ella es por quien abandonamos el hogar para buscarla. Ella es a quien regresamos a casa. Ella es lo que nos mantiene en marcha cuando pensamos que ya estamos vencidas.
Una mujer sana se parece mucho a una loba: robusta, colmada, tan poderosa como la fuerza vital, dadora de vida, consciente de su propio territorio, ingeniosa, leal, en constante movimiento. En cambio, la separación de la naturaleza salvaje provoca que la personalidad de una mujer adelgace, se debilite y adquiera un carácter espectral y fantasmagórico. no estamos hechas para ser unas criaturas enclenques de cabello frágil, incapaces de pegar un salto, de perseguir, dar a luz y crear una vida.
Cuando las vidas de las mujeres se quedan estancadas o se llenan de aburrimiento, es hora de que emerja la mujer salvaje; es hora de que la función creadora de la psique inunde el delta.
Cuando las vidas de las mujeres se quedan estancadas o se llenan de aburrimiento, es hora de que emerja la mujer salvaje; es hora de que la función creadora de la psique inunde el delta.
Para nosotras la elección no ofrece duda. Sin nosotras, la Mujer Salvaje se muere. Sin la Mujer Salvaje, nos morimos nosotras. Para la Vida, para la verdadera vida, ambas tenemos que vivir.
- Mujeres que corren con los lobos. Clarissa Pinkola Estes.
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