Las cosas que les suceden a los creyentes no son accidentes, son permitidas por nuestro Padre, el ingeniero maestro. Aunque no comprendamos muchas de las cosas que Dios permite en nuestras vidas, podemos estar seguros que él tiene un propósito para ellas. Nuestra oración de corazón debe ser:
"Señor, permite que aprenda de esta experiencia la lección que estás tratando de enseñarme."
"Señor, permite que aprenda de esta experiencia la lección que estás tratando de enseñarme."
Fuente: Amaneciendo con mi Rey
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