jueves, 28 de marzo de 2013

El Poder de la Mujer




En la tradición tántrica, la mujer es la iniciadora del amor; la portadora de vida desde su yoni (órgano sexual femenino) a todas las células. La mujer es la antorcha luminosa que desvela los misterios de la vida, del amor y del sexo.

La belleza de la mujer es tan venerada como su poder esotérico, por lo que la belleza física, la sensualidad, el erotismo o el ardor salvaje de la pasión son tan importantes como la dulzura, la compasividad y el servicio. La belleza es tanto externa como interna, ya que el Tantra lustra el alma de la divinidad femenina; apunta a despertar la Shakti (diosa) de cada mujer.

La mujer es la iniciadora de la sexualidad mágica y mística. Ella sabe en su inconsciente todos los secretos, por lo que sólo necesita recordarlos. La mujer debe adoptar un papel activo en el sexo; dar el poder iniciático a la relación y otorgar el poder místico al hombre. Es ella quien abre las puertas de los secretos de la sexualidad, aunque algunas Shaktis han olvidado este poder debido a la represión y a la idea de pecado que les ha trasmitido el puritanismo.

El Tantra libera y da conciencia. Como dice el Kaularahasya: 

La mujer inicia mediante el mismo yoni a través del cual nació el hombre, en una vida anterior. La mujer inicia mediante los mismos senos que alimentarios al hombre en una vida anterior. La mujer inicia con la misma boca que, en alguna ocasión, calmó al hombre. La mujer es la iniciadora suprema del Tantra.

Uno debe cerrar los ojos e imaginar toda la cadena de mujeres que han pasado por la humanidad para que la especie continúe, y rendir veneración a tan noble acto. Si observas los rostros de las mujeres contemporáneas podrás ver mujeres con potencial, otras que están apagadas, las reprimidas, las liberadas.

Cada mujer muestra en su rostro su estado interior. Así, la mujer sexualmente activa, orgásmica y mística, mostrará en su rostro alegría, será un sol radiante, tendrá fuego en su mirada, danzas en sus caderas, calor en sus manos, buena disposición para la acción y poseerá un alma meditativa.

La mujer con su diosa interior a flor de piel, tendrá ganas de danzar, de gozar, de sentir la sexualidad de forma natural a todo momento, desde las miradas hasta la penetración del lingam (órgano sexual masculino).

El yoni de una mujer es venerado desde su aspecto dador de vida y de placer sexual. La mujer tántrica es poder, danza, erotismo sexual y místico. Es a la vez el éxtasis espiritual y el goce de la piel. Desde Afrodita, la diosa del amor, Isis para los egipcios, la diosa amorosa y Suma Sacerdotisa de Babilonia, Inanna, la diosa Madre de los sumerios, Diótima, la mujer de Sócrates, María Magdalena la compañera de Jesús y tantas otras, se ha visto a la mujer como el estereotipo del servicio y la bondad, el eros y la sexualidad.

La mujer es un misterio de energías. Dice el Kama Sutra: 

La extensión del potencial amoroso de una mujer no la conoce ni siquiera aquellos que son objeto de su afecto. Esto se debe a la sutileza del amor de la mujer. Los hombres casi nunca conocen a las mujeres en su verdadero ser, tanto si las aman como si se sienten indiferentes ante ellas, tanto si les deleitan como si las abandonan, ni siquiera cuando extraen de ellas todo cuanto poseen.

El Tantra se sumerge en el misterio femenino y se impregna de su energía para conocer lo divino. Dentro de la sexualidad, la mujer adopta el papel activo y el hombre el pasivo.


Autor: Guillermo Ferrara
Extraído del Libro El Arte del Tantra

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