domingo, 19 de agosto de 2012

La relación de pareja


La mayoría de la gente inicia una relación con las miras puestas en lo que puede sacar de ella.

Pero he aquí que el objetivo de una relación es decidir qué parte de ti mismo quisieras ver “descubierta”; no qué parte de la otra persona puedes capturar y conservar. Sólo puede haber un objetivo para las relaciones, y para toda la vida: 

SER Y DECIDIR QUIEN REALMENTE ERES.

Resulta muy romántico decir que tú no eras “nada” hasta que llegó esa otra persona tan especial; pero eso no es cierto. Y, lo que es peor, supone una increíble presión sobre esa persona, forzándola a ser toda una serie de cosas que no es.

Como no quiere “desengañarte”, trata con gran esfuerzo de ser y hacer todas esas cosas, hasta que ya no puede más. Ya no puede completar el retrato que te has forjado de él o de ella. Ya no puede desempeñar el papel que le has asignado. Entonces surge el resentimiento. Y después la cólera.

Finalmente, para salvarse a sí misma (y a la relación), esa otra persona especial empieza a recuperar su auténtico YO, actuando más de acuerdo con Quien Realmente Es. Y en ese momento es cuando dices que esa persona “realmente, ha cambiado”.

Resulta muy romántico decir que, ahora que esa otra persona especial ha entrado en tu vida, te sientes completo.

Pero el objetivo de la relación no es tener a otra persona que te complete, sino tener a otra persona con la que compartir tu completitud.

He aquí la mayor paradoja de todas las relaciones humanas: no necesitas a una determinada persona para experimentar plenamente Quien eres, y... sin otro, no eres nada.

Aquí radica a la vez el misterio y el prodigio, la frustración y la alegría de la experiencia humana. Requiere un conocimiento profundo y una total voluntad vivir en esta paradoja de un modo que tenga sentido. Y muy pocas personas lo logran.

La mayoría de nosotros iniciamos nuestras relaciones en los primeros años de madurez, con esperanza, plenos de energía sexual, con el corazón abierto de par en par y el alma alegre e ilusionada.
En algún momento entre los cuarenta y los cincuenta años (y muchos de nosotros quizás antes), renunciamos a nuestro más magnífico sueño, abandonamos nuestra más alta esperanza, y nos conformamos con nuestras menores expectativas; o a veces con nada en absoluto.

El problema es sumamente básico, sumamente sencillo; y, sin embargo, trágicamente mal interpretado: nuestro más magnífico sueño, nuestra más alta idea y nuestra más acariciada esperanza se había referido a nuestro amado OTRO, en lugar de a nuestro amado YO. La prueba de nuestras relaciones se había referido al hecho de hasta qué punto el otro se ajustaba a nuestras ideas, y en qué medida considerábamos que nosotros nos ajustábamos a las suyas.

Sin embargo, la única prueba auténtica se refería al hecho de hasta qué punto nosotros nos ajustábamos a las nuestras.

Las relaciones son sagradas porque proporcionan la más grandiosa oportunidad en la vida - en realidad, la única oportunidad - de crear y producir la experiencia de tu más elevado concepto de TI MISMO. Las relaciones fracasan cuando las considerás la más grandiosa oportunidad de crear y producir la experiencia de tú más elevado concepto de OTRO.

Si dejás que, en una relación con otra persona, cada uno se preocupe de Sí mismo: de lo que Uno mismo es, hace y tiene; de lo que Uno mismo quiere, pide, obtiene; de lo que Uno mismo busca, crea, experimenta... todas las relaciones servirán magníficamente a este propósito, y a quienes participen en ellas.

Dejá que, en la relación con otra persona, cada uno se preocupe, no del otro, sino sólo y únicamente de Sí mismo. Parece una enseñanza extraña, ya que siempre nos han dicho que en la forma más elevada de relación uno se preocupa únicamente del otro. Pero yo te digo esto: es el hecho de centrarte en el otro -de obsesionarte con el otro- lo que hace que las relaciones fracasen.

¿Qué es el otro? ¿Qué hace? ¿Qué tiene? ¿Qué dice, quiere o pide? ¿Qué piensa, espera o planea? No importa lo que el otro sea, haga, tenga, diga, quiera o pida. No importa lo que el otro piense, espere o planee. Sólo importa lo que tu hagas en relación con ello.

La persona que más ama es la persona que está más centrada en Sí misma.

Si no te amás a ti mismo, no podrá amar a otro. Mucha gente comete el error de tratar de amarse a Sí mismo a través de amar a otro. Por supuesto, no se dan cuenta de lo que hacen. No se trata de un esfuerzo consciente, sino de algo que se da en la mente, a un nivel muy profundo, en el inconsciente.

Piensan: “Si puedo amar a otros, ellos me amarán a mí. Entonces seré alguien digno de ser amado, y, por lo tanto, Yo me amaré a mí mismo”.

El reverso de esto es que muchas personas se odian a sí mismas porque piensan que no hay nadie que las quiera.

Se trata de una enfermedad; es el verdadero “mal de amores”, pues lo cierto es que sí hay otras personas que les quieren, pero no importa. No importa cuánta gente manifieste su amor hacia ellos; nunca será suficiente.

Cuando realmente los quieres, en primer lugar, no creen en ti. Piensan que tratás de manipularlos, que tratás de sacar algo de ellos. (¿Cómo podrías quererlos por lo que realmente son? No!!. Debe haber un error. ¡Seguro que quieres algo más! Entonces ¿qué es lo que quieres?).

Se cruzan de brazos, tratando de comprender cómo alguien puede realmente quererlos. Así, no te creen, y emprenden una campaña para hacer que se lo demuestres cada día. Tienes que demostrarles que los quieres. Y, para hacerlo, pueden pedirte que empieces a cambiar TU conducta.

En segundo lugar, si finalmente llegan a creer que los quieres, inmediatamente empiezan a preocuparse acerca de cuánto tiempo lograrán mantener tu amor. Así, con el fin de conservarlo, empiezan a cambiar SU conducta.

De este modo, dos personas se pierden a sí mismas - literalmente - en la relación. Inician la relación esperando encontrarse a sí mismas, y, en lugar de ello, se pierden a sí mismas.

La verdadera Alma Gemela




Durante miles de años nos han condicionado a creer que hasta que no aparezca alguien "especial" en nuestras vidas, no seremos del todo felices.

Las películas, las novelas y las canciones románticas apoyan esta creencia, que nos lleva a que nos sintamos incompletos o vacíos si no tenemos pareja. O entonces nos sentimos insatisfechos con la pareja que ya tenemos, pues en el fondo tenemos una imagen de perfección que es imposible de alcanzar.

Esta creencia también se ha extendido en el mundo espiritual o metafísico, bajo la forma de la búsqueda de nuestra alma gemela. En algún lugar, en algún momento, aparecerá esa persona única, destinada para nosotros, que hará que con su presencia se disipen todos nuestros temores, problemas y heridas emocionales...

Pero esta búsqueda infructuosa e ilusoria sólo nos muestra que seguimos esperando que el Amor provenga de afuera, cuando la verdad es que ya somos ese Amor, ya lo llevamos dentro, y es en nuestro interior donde encontraremos a nuestra alma gemela.

Todos los seres humanos llevamos dentro una parte masculina y otra femenina, más allá de la forma física que tengamos.

Y las cualidades que nos atraen del sexo opuesto son aquellas que debemos reconocer en nosotros mismos, para descubrir hasta qué punto ya somos una Unidad, ya estamos completos.

Debemos reconocer, Amar y honrar a nuestro polo opuesto en nuestro interior, para que ambas partes se unan, se armonicen y equilibren, pues sólo así podemos sentirnos realmente plenos y libres.

Libres de condicionamientos, libres de esperas y expectativas, libres de la mayor ilusión: la de que estamos solos y aislados, cuando en realidad ya llevamos dentro toda la riqueza del Universo.

Sólo así, amando y encontrando en nuestro interior a nuestra alma gemela, podremos vivir la plenitud de la vida, y traer el Cielo a la Tierra.

Autor: Enriqueta Olivari

miércoles, 8 de agosto de 2012

Compartiendo tu energía más íntima


¿Qué tan consciente eres en el momento de elegir con quién compartes tu energía más íntima?

Todo encuentro íntimo con una persona te une de una forma especial con ella. Las energías y las almas se entrelazan y entre más profunda sea esa conexión más se comparte y se intercambia energía con esa persona.

Si estás con una persona que no le hace ninguna limpieza interna a su ser y si además esta persona ha estado con muchos otros y tampoco ha limpiado lo que los demás han dejado en ella no sólo estarás adquiriendo parte de su carga energética sino que también estarás tomando parte de las energías de las demás personas que intimaron con ella.

Antes de intimar con una persona recuerda:


"Duerme con alguien que desearías Ser".

lunes, 6 de agosto de 2012

Vivir como las Flores


Maestro, que debo hacer para no quedarme molesto?

Algunas personas hablan demasiado, otras son ignorantes. 
Algunas son indiferentes.
Siento odio por aquellas que son mentirosas.
 Sufro con aquellas que calumnian.

Pues, viva como las flores! Advirtió el Maestro.

Como es vivir como las flores ? Preguntó el discípulo.


Ponga atención a esas flores – continuó el Maestro, señalando lirios que crecían en el jardín. Ellas nacen en el estiércol, sin embargo son puras y perfumadas.

Extraen del abono maloliente todo aquello que les es útil y saludable, pero no permiten que lo agrio de la tierra macule la frescura de sus pétalos.

Es justo angustiarse con sus propias culpas, pero no es sabio permitir que los vicios de los demás lo incomoden. Los defectos de ellos son de ellos y no suyos.
Si no son suyos, no hay motivo para molestarse. Ejercite, pues, la virtud de rechazar todo el mal que viene desde afuera.

Esto es vivir como las flores.

La Libertad


La Libertad es ser quien so
y no lo que los demás esperan que yo sea.
 Incluye mi libertad de decidir
dónde quiero estar en cada momento.

Libertad es pensar lo que pienso
y no necesariamente lo que debería sentir, 
o lo que otros hubieran sentido,
o lo que esperan que yo sienta.

Libertad es correr los riesgos
 que yo decida correr,
 siempre y cuando esté dispuesto
 a afrontar por mi mismo los costos de dicho riesgo.

Libertad es salir al mundo a buscar
lo que creo que necesito,
 en lugar de vivir esperando 
que otro me dé el permiso para conseguirlo…

Poco para agregar, que no esté dicho…
Tenemos el don y el derecho a la libertad…
Libertad de pensar, de sentir, de expresarnos 
libertad de elegir.

De elegir lo que pensaré, lo que sentiré.
 Si, podemos elegir lo que sentimos también.
 A veces no podemos elegir lo que nos pasa, pero
 podemos elegir qué hacemos con eso.

La sensación de libertad, como cualquier otra,
 es intransferible pero te invito a que respires hondo…
todo el aire está para tí… mira el cielo…enorme,
 imponente…todo para ti..eres libre…
Aún si estás en la oficina, o haciendo algo
 que no te gusta, estás ELIGIENDO,
 estás haciendo uso de tu libertad.

‘Piénsalo… Se siente distinto cuando tomamos conciencia 
de que todo lo que nos pasa es el fruto de nuestras elecciones…
Los problemas que tienes hoy no pueden ser resueltos 
si piensas de la misma manera que cuando los creaste”


Autor Desconocido

sábado, 4 de agosto de 2012

Purifica tu corazón



"Purifica tu corazón antes de que permitas que el amor entre en él,
porque incluso la miel más dulce agria un recipiente sucio ”

- Pitágoras
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